Es originaria del África del norte y se ha introducido en plantaciones en las Antillas y las regiones cálidas del sur de Estados Unidos. Contiene agua, elementos minerales, aloesina, aminoácidos y polisacáridos. Se conocen desde la antigüedad las propiedades curativas del aloe en tratamientos de quemaduras, heridas y lesiones provocadas por las radiaciones solares sobre la piel. Por ello, el aloe tiene propiedades emolientes, hidratantes y antiinflamatorias y se emplea en el tratamiento de pieles secas, irritadas y con rojeces.